Mi trabajo de un tiempo a esta parte, ha estado centrado en la pintura de tradición china y japonesa, y aunque empecé en la pintura al oleo de estilo occidental mi nterés por la cultura y el arte oriental me ha ido llevando, poco a poco, a introducirme más de lleno en esta tradició pictórica, tratando de profundizar en sus conceptos estéticos.
La pintura china y japonesa (que tiene su origen en la china), cuenta con una larga historia y podríamos decir es tan compleja en su diversidad como la occidental. Tendencias, estilos y escuelas se sucedieron a lo largo del tiempo y dan a esta tradición artística una gran riqueza.
Es por tanto difícil generalizar, pero podríamos decir que está caracterizada y determinada a nivel técnico por el empleo de la tinta y el pincel, profundamente influenciado por el arte de la caligrafía (el cual también tenía como instrumentos de expresión estos medios) y por unas líneas de pensamiento que han sido las que han configurado la visión del universo en extremo oriente. Principalmente la idea de “Tao” y sus manifestaciones. Idea que determina la posición del hombre en el cosmos.
¿Es este tipo de arte “exportable” como medio de expresión?
Supongo que por un lado sí y por otro no.
Sí en el sentido de que las ideas viajan. Lo han hecho durante toda la historia. Y en estos tiempos que corren donde han caído en el campo de la comunicación, las barreras que en otros imponía el espacio y el tiempo, más.
No si pensamos que toda idea que viaja en el espacio (también en el tiempo) cambia, se transforma. Sobre todo si es tratada por personas de otras culturas que le aportan su bagaje.
Pero todo ello, si echamos un vistazo a una de las líneas argumentales del la cosmovisión china, la idea de cambio, flujo, de “vida abierta” por emplear la expresión utilizada por Fraçoise Cheng, es natural y parte de “todo esto”. Así que no hay pega en que un occidental, un español como yo, trate de expresarse artísticamente en este medio y a la vez, inevitablemente, lo modifique.